jueves, 28 de octubre de 2010

ESCALIVADA


Hoy os presento una de mis cenas favoritas: La escalivada. Es ligera, sana y sabrosa y muy muy fácil de hacer

INGREDIENTES (para dos personas):
  • 1 berenjena
  • 1 pimiento rojo
  • 1 cebolla
  • 1 cabeza de ajos
  • Aceite de oliva
  • Sal
ELABORACIÓN:

Se lavan y se secan los ajos, la berenjena, el pimiento y la cebolla. Se colocan en una bandeja de horno. A la berenjena es conveniente hacerle unos cortes en zig-zag para que no reviente. Se riega todo con un buen chorro de aceite.

Se coloca la bandeja en el horno, el cual debe de estar precalentado a 170º y se deja cocinar durante 1 hora y media, dando la vuelta a las verduras con la ayuda de unas pinzas cada 20 minutos.

Hay que tener en cuenta que el tiempo es orientativo, ya que depende del tamaño de las verduras. En general se sabe que están hechas cuando están tiernas.
Aquí viene la parte laboriosa del asunto. Se dejan enfriar si tienes paciencia y si no, te armas con cuchillo y tenedor o lo que te sea más cómodo para poder quitar la piel y pepitas al pimiento y a las berenjenas. Se quitan las capas exteriores a la cebolla y se trocea todo.

Para sacar los ajos se presiona suavemente por el extremo. Se coloca todo en un plato y se le añade una pizca de sal gruesa y el aceite que ha soltado durante el asado.


Hay quien incluye el tomate entre las verduras del asado. Si lo añades, ten en cuenta que el tiempo que necesita el tomate es menor, así que añádelo una media hora más tarde.
La escalivada es uno de esos platos que me encantan por su relación trabajo-resultado (aunque lleva su tiempo, eso si). El aspecto final es tan apetecible que incluso a mí, que no como nada de cebolla, me daban ganas de probarla... Del resto de verduras, doy fe de que quedan espectaculares... incluso los ajos, que a mí no me convencía la idea de comerlos tal cual, quedaron suaves y ricos.

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lunes, 25 de octubre de 2010

CWK: BISCOTTI DE CHOCOLATE Y AVELLANAS


Este mes, Whole kitchen nos invita a preparar Biscotti.

Esta vez si, he disfrutado con la propuesta. Nunca había preparado Biscotti y no sin cierta verguenza, reconozco que ni siquiera sabía lo que era.

Así pues, investigación, opciones, nuevos descubrimientos y al final manos a la obra.

La receta la he sacado del blog Joy of Baking. (Ya está en mis favoritos). Como es un blog americano, y yo una novata, me hice un poco de lío con el chocolate “semisweet” y el “cocoa powder”. Casualidades de la vida que justo hoy he leído un post muy interesante sobre este tema en el blog El rincón de Bea.

Al final, la cosa quedó como sigue.


INGREDIENTES:

  • 150gr de avellanas tostadas*
  • 120gr de chocolate negro troceado
  • 170gr de azúcar moreno**
  • 230gr de harina
  • 30gr de cacao en polvo
  • 1 cucharada de levadura química
  • 1 cucharadita de bicarbonato***
  • ¼ de cucharadita de sal
  • 3 huevos grandes
  • 1 y 1/2 de cucharadita de extracto de vainilla puro.

* En cuanto a las avellanas, lo suyo es tostarlas en casa, pero he de confesar que tengo un poco de pánico a ese paso. Se de alguna que en un intento de tostar almendras estuvo a punto de quemar la cocina, así que yo las compro ya, por si acaso, tostaditas.

** La receta original pedía algo más de azúcar, pero como no soy muy dulcera, siempre pongo algo menos.

*** Como explica Bea en su post, el bicarbonato es necesario para neutralizar la acidez del cacao en polvo.


ELABORACIÓN:

Se pican las avellanas en trozos grandes y se reservan.

En un procesador de alimentos con cuchillas, se coloca el chocolate troceado y el azúcar moreno y se pica hasta que el chocolate quede muy fino.

En un bol grande se echan los componentes secos, es decir, la harina, el chocolate en polvo, la levadura, el bicarbonato y la sal. Y se mezclan hasta que quedan integrados.

Con la batidora eléctrica, se baten los huevos y el extracto de vainilla hasta que estén bien mezclados (unos 30 segundos). Se añade la mezcla del chocolate con el azúcar y la mezcla de harina y se bate hasta hacer una masa espesa (muy espesa y pegajosa). No hay que olvidarse de añadir las avellanas durante el proceso de batido, si se hace demasiado pronto, las avellanas de romperán y si se hace demasiado tarde, no habrá manera de integrarlas en la masa.

Con las manos enharinadas se divide la masa en dos mitades. En una superficie ligeramente enharinada se hace un rulo con cada mitad de unos 25 cm de largo y 5 cm de ancho. Se colocan los rulos en una bandeja de horno con un papel de hornear separados por unos 8 cm. Se mete en el horno previamente precalentado a 170ºC y se baja la temperatura a 150ºC. Se hornea hasta que la masa esté dura, unos 35 40 min (Los rulos crecerán mientras se están horneando). Se retira del horno, se colocan en una rejilla y se dejan enfriar durante 10 minutos.

Con la ayuda de una espátula larga, se colocan los rulos en una tabla de cortar. Con un cuchillo de sierra se corta la masa en rebanadas (en diagonal) de unos 2 cm. Se coloca las rebanadas en la bandeja y se hornean durante 15 minutos. Se retiran del horno y se dejan enfriar en una rejilla.

Se pueden conservar en un envase hermético durante semanas, en mi caso, sólo han durado dos días... ¡No ha quedado nada!


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viernes, 22 de octubre de 2010

CWK: CHILI CON CARNE


Si tengo que ser sincera, no comparto el entusiasmo por esta receta. No es por su exotismo ni por el picante... Se trata de todo un poco... demasiados ingredientes (prefiero las recetas más sencillas), las cebollas (para decirlo finamente, tengo aversión por las cebollas), las judías (las como, pero no las elijo). En fin, un montón de razones por las que no he conseguido, ni siquiera probarlo. Tampoco mi chico se ha animado... así que encontré una valiente compañera emocionada por probarlo... eso si, me tuve que amoldar a sus gustos y algún que otro componente de la receta no ha pasado la criba.

INGREDIENTES:

  • 2 cebollas medianas
  • 2 dientes de ajo
  • 2 zanahorias medianas
  • 2 pimientos rojos
  • 5 cayenas molidas
  • 1 cdta. de canela molida
  • Sal
  • Potpurrí de pimientas recién molidas
  • 400 gr. de alubias rojas cocidas
  • 400 gr. de tomate de lata troceado
  • 500 gr. de carne de ternera picada
  • 2 cdas. de vinagre balsámico
  • Aceite de oliva

PREPARACIÓN:

Se pica muy finamente las cebollas, el ajo y las zanahorias. Limpiamos y troceamos en trozos más grandes los pimientos rojos.

En una cazuela con un buen chorro de aceite se pochan las verduras, a las que se le añade la cayena molida y la canela. Salpimentamos. Se sofríe todo hasta que las verduras estén tiernas.

Se añade la carne picada, separándola con una cuchara de madera para que quede suelta y añadimos el tomate y las judías previamente lavadas si son de bote. Se añaden 400 ml de agua.

Se añade el vinagre balsámico. Y corregimos de sal.

Se lleva a ebullición y lo dejamos cocer a fuego bajo una hora. Si aún queda mucha agua lo dejamos un rato más. No hay que olvidarse de remover de vez en cuando para que no se pegue.

Como acompañamiento elegí unos nachos y guacamole.


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jueves, 21 de octubre de 2010

BIENVENIDOS

¡Bienvenidos futuros y esperados lectores!

Bienvenidos a mi mundo, bueno, o al menos, a un cachito de él. Bienvenidos, en realidad, a nuestro mundo, porque, cómo dice la presentación del blog, somos dos.

Sólo somos un blog más de cocina pero a nosotros nos hace mucha ilusión. A mi me encanta perderme entre los pucheros y a él montar todo un estudio profesional para fotografiar el resultado. Los dos disfrutamos y aprendemos mucho y después abrimos una botella de vino y nos sentamos a cenar. El toquitea las fotos y yo los entresijos del blog y el resultado final nos hace sonreír a los dos, ¿que más se puede pedir?

La idea empezó a rondarme la cabeza cuando comencé a visitar asiduamente la cantidad de blogs de cocina de gran calidad que existen en la blogosfera. Se formó cuando organicé la comida de comunión de mi sobrina y cada día le enviaba a mi hermana las nuevas ideas y pruebas que estaba haciendo. Se hizo necesaria cuando, estando de vacaciones, con una caña y su tapita, me llamó mi hermano y entre el bullicio del bar tuve que explicarle como hacer una quiché para unos amigos que venían a cenar esa noche. Y se hizo realidad el día que mi novio se ofreció a fotografiar mis platos.

¿Como empezó todo esto de la cocina? No lo se. Siempre he pensado que fue por obligación, por una cuestión de supervivencia, pero escribiendo estas palabras me doy cuenta de que no es así.

Mi madre era la mejor cocinera del mundo y gracias a eso sus hijos hemos aprendido a amar la cocina. Mis cuñad@s alucinan con el tema, pero en mi familia, la gastronomía es, casi casi una religión. Los menús para las comidas familiares se planean al detalle con semanas de antelación. Todos participamos con recetas nuevas y no hay cabida para un bote de nata en spray o cualquier tipo de plato precocinado.

Hoy en día cocino para mí, para comer cada día; para mi chico, que cuando viene cansado y triste del trabajo, se alegra al ver que he pasado la tarde pensando en que cenita rica podría mejorar su día; para mis sobrinos, que adoran el pollo asado y la tortilla de patata de Titi; para mi padre, que disfruta como nadie con unas simples berenjenas rebozadas; para mis compañeros de trabajo, que no dejan ni las migas; para mi hermana, porque, aunque es difícil, yo se lo que le gusta; para mis amigas, que luego repiten mis recetas en sus comidas de Navidad en familia y en general para todo aquel que disfruta comiendo y sabe apreciarlo, porque no hay nada tan satisfactorio como un “mmmm, ¡está buenisimo!